jueves, 19 de mayo de 2011

¡Ocurrió todo tan deprisa!

El invierno llegó pronto
a nuestra casa vacía,
y nos nevó aquel verano
una soledad tan fría.

Se me quemaron los labios
porque tus besos ardían
y me sabían tan amargos
que su sabor me dolía.

Todas las tardes se iban,
inventando tu sonrisa.
Todas las noches traían
una duda en cada brisa.

¡Ocurrió todo tan deprisa!

Ví como te alejabas
rompiéndose tanta vida:
vivimos tan separados
que las luces nos herían.

No me dio tiempo a olvidarte,
pero el tiempo me decía
que todo el amor que sentí
te lo llevaste aquel día.

El viento frío de diciembre,
entre una noche y un día,
me susurró la verdad:
algún día te olvidaría.


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