lunes, 26 de agosto de 2013

Palabras ...

Palabras, ... palabras ...

Entre tú y yo
tan sólo palabras.

Palabras que nacen,
palabras que vuelan,
que vuelven,
palabras que sueñan,
palabras viajeras ...

... que navegan,
que naufragan,
que se pierden
en el mar tu mirada.

Palabras que rozan,
palabras que tocan,
que se mecen,
palabras mimosas,
palabras que besan ...

... que no dices,
que resbalan, 
que se mueren
vergonzosas por tu boca sonrosada.

Palabras  prohibidas
que encienden pecados, 
palabras desnudas,
palabras que turban
los labios cerrados ...

... palabras inquietas,
nerviosas, incendiadas,
palabras calientes,
que hierven,
que abrasan.

Palabras que envuelven,
palabras que visten,
que estremecen,
que te abrazan,
palabras que sienten ... 

... palabras sinceras,
palabras que duelen,
que tiemblan,
palabras que lloran
lágrimas amargas.

Y es que entre tú y yo
sólo hay palabras.

Al fin y al cabo palabras...

Que no podemos,
que no debemos
ser más que palabras.


martes, 16 de julio de 2013

Equilibrio


Tan real Tú, tan en la tierra.
Tan voluble Yo, tan el cielo.
Este equilibrio de amor, este milagro,
nos disuelve, en la luz, como a la niebla,
nos ancla, con raíces, a este suelo.

Cristalizas en presente, como roca.
Efímero, sin lugar ni tiempo, fluyo.
Esta quimera posible, esta utopía,
nos clava con la lanza del "ahora",
nos mece suavemente entre los siglos.

Tú fijas el compás de nuestro baile.
Yo invento en cada paso y cada giro.
Esta danza imperfecta de la vida,
nos rompe, aumentando la entropía,
nos devuelve del caos al equilibrio.

Nos debemos una nube...


Nos debemos una nube...

Una nube eterna de miradas,
de brillos azabaches y profundos,
de besos lentos y rotundos,
de estrellas, en tu pelo, insinuadas.
Una nube de tiempos desbocados,
una nube de sonrisas salpicada,
de caricias y lunas asustadas,
de suspiros y gemidos alocados.

Nos debemos una noche...

Una noche de ternuras y sudores,
de viajes, de caricias y de encuentros,
de soledades, de abrazos y de infiernos,
de misterios, de miedos, de temores.
Una noche que nos regale su sombra,
que inflame tu piel entre temblores,
que rocíe de humedad las suaves formas
de tu cuerpo, de tu voz y tus rincones.

Nos debemos otra vida inacabada
repleta de otras nubes y otras noches deseadas.

lunes, 15 de abril de 2013

Sólo sé ...


Sólo sé amanecer desde tu cuerpo,
dibujando el perfil de tu relieve,
azulando el brillo nácar de tu pelo,
sonrosando tu mejilla,
blanca y nieve.

Aprendí a besar desde tu boca,
inflamando el aire que te envuelve,
cuando piel con piel son una sola,
cuando labio con labio
se estremecen.

Y lloverte muy despacio
desde el cuello,
resbalando, imperceptible,
muy suave,
en un beso interminable
hasta tu seno,
y romperme, y no ser nada ...
y no ser nadie.

Sólo sé acariciar desde tus dedos,
dejándome llevar por tu corriente,
navegando en el vaivén de tu deseo,
y mojándome en el agua
de tu fuente.

Aprendí a mirar desde tus ojos,
atrapando cada rayo que te hiere,
cuando Luna y Sol son uno solo,
y tu garganta, entre gemidos,
enmudece.

Y forjarme, como hierro,
en tus caderas,
golpeando, con dulzura,
tiernamente,
bajo el fuego de tu fragua
que no quema,
sobre el yunque generoso
de tu vientre.

Búsqueda

(Angustia)
Desnudé mi último poema
por encontrarte.
Le quité su traje nuevo
e hice jirones el viejo.
Y en su desnudez busqué
el tierno perfil de tu talle,
el pálido brillo de tu ser ...
¡y no te hallé!

(Desesperación)
Desmembré todos sus versos.
Los leí, los releí.
Los susurré, los grité.
Los declamé, los canté ...
se me ahogaban en silencios.
Pura amargura callada.
Pura hoquedad hablada ...
pero, ¡no te hallé!

(Rabia)
Y retorcí las palabras,
las estrellé contra el suelo,
a sabiendas de tu ausencia.
Recogí sus mil pedazos:
los fundí, los destilé.
Burbujearon latidos
de tu corazón distante ...
¡y te odié!

(Vacío)
¡Y lloré!
Cuando todo fue vacío,
espacio y tiempo vacíos,
lloré.
Una eternidad lloré ...
¡y te hallé!

(Dolor)
Allá brillabas profunda.
Sin forma, sin rostro.
Sin cuerpo, sin alma.
Pura esencia opalescente.
Puro dolor tililante.
Y comprendí ...

(Comprensión)
"El alma es una bóveda celeste,
donde cada dolor y cada alegría
brillan como estrellas
frías, cálidas, lejanas.
Y nuestra vida no es más
que un efímero viaje
por el espacio que las engarza"

(Perdón)
Escribí un último poema,
por perdonarte.
Le vestí con traje nuevo,
le atusé todos sus versos
y lo sembré de palabras
y de silencios.

¡Y perdoné!

¡Resucité!