sábado, 31 de mayo de 2014

Un toque ...

Un toque imperceptible de ternura
a ti me une.
A penas un roce creador,
un inocente beso,
me quema
y me ata.

Una pizca de brillo de sal,

de tu mirada, me consume,
y una brizna de luz
de tu sonrisa,
me rinde 
y me desata.

De tu piel, 
suave lienzo, 
aspiro tu perfume,
como niebla nemorosa,
y el rumor de tu voz,
que ya ni siento,
me destruye
y me rescata.

Caída y esperanza

Esta vida interior que lenta languidece,
oculta a los labios y a los ojos,
ni vive, ni sangra, ni sueña, ni duerme ...
reseca y yerma yace sin futuro, sin raíces,
sin luz, sin sombra, sin frutos, sin matices.

Este espanto me atormenta y me sorprende
en una atroz y súbito hundimiento,
de un cielo lívido, estéril e indecente,
que se oculta oscuro, obsceno y mentiroso,
que se esconde tras silencios pegajosos.

¡Oh ángel de sonrisa perfumada!
Absuelve a este informe penitente,
con tu luz ambarina y nacarada,
de los restos cenagosos de mi mente.

Quizás, solo tú, promesa figurada, 
diosa de mirada incandescente,
ungirás esta vida destrozada,
con un beso prohibido y sugerente.

No imagino ...

No imagino un paisaje sin ti.
No sé pintarlo.
No sé llenar este lienzo blanco,
que es mi vida,
sin tu luz, sin tu sombra.

No imagino colores sin ti.
Sin ti, en esta paleta,
que es mi vida,
todos grises, todos sepias,
antiguos, resecos,
sin tus ojos,
sin tus labios.

No imagino ...
ni quiero.