martes, 24 de mayo de 2011

Una tarde

(Poemita infantil)

Los sonidos de la tarde
se mecen sobre las hojas
y en la ramita del árbol
unas alitas se rozan.

Un aleteo tras un trino,
una mirada curiosa.
Él muy altivo y atento.
Ella como si tal cosa.

Y en un súbito respingo,
como dos flechas hermosas,
cruzan el aire en un juego
en una danza graciosa.

Los sonidos de la tarde
se mueren sobre las hojas
y en la ramita del árbol
han quedado sólo sombras.

Dos motitas hacia el Sol
se alejan como nerviosas
en busca de otro arbolito
que les regale su fronda.

Él diligente soldado,
ella casi una novia,
y entre arbolito y ramita
el aire los enamora.

Clara

Solos quedaron los viejos
reposando su camino
y los jóvenes se fueron
a cantar con los pinos:

                                  "Y la niña Clara
                                   debajo del almendro,
                                   bailando con las jaras,
                                   junto al arroyuelo"

Éstos se fueron durmiendo
en incansables batallas
de tabaco, muerte y risas,
con las voces apagadas.

                                  "La luna llora, celosa
                                   de su cortejo de estrellas
                                   que son ojos de mozuelos
                                   que la desnudan al verla"

                Unas ilusiones duermen,
                otras ilusiones callan,
                y los amores se pierden
                en esta noche tan clara.

¡Te queda vivir!

¡No todo está perdido! ...

... la poesía anidará
en tus ojos,
miel,
y llenará de soledad
tu copa,
de amores
y de odios ...

... la ternura expandirá
tu corazón,
rojo,
que solo y lento,
se hundirá
en los besos oscuros
de cualquier adiós...

... la pasión te incendiará
la sonrisa,
azul;
los árboles arderán
caídos,
en silencio
cada día ...

... la realidad arañará
tu ilusión,
blanca;
los sueños remontarán
sobre el tiempo
muerto,
sin tu color ...

... el futuro se bañará
en tus manos,
rosas;
las palabras
te émpujarán
al abismo vacío
del pasado
en cada ocaso ...

... con la mentira se romperán
los cristales en tí,
negros;
en tu alma
se clavará
la sombra
marcada
de las verdades ...

... ¡te queda vivir!

Despecho nº 3

He vendido tus besos.
He hecho caramelos con tu sonrisa.
Quizás así saque las ganancias que te llevaste.
Espero que las ilusiones
no se hayan perdido por tu pelo
y sepan dónde tienen que nacer.
He aprendido que a cada paso que doy
debo pagar la condena de tu desprecio.

jueves, 19 de mayo de 2011

¡Ocurrió todo tan deprisa!

El invierno llegó pronto
a nuestra casa vacía,
y nos nevó aquel verano
una soledad tan fría.

Se me quemaron los labios
porque tus besos ardían
y me sabían tan amargos
que su sabor me dolía.

Todas las tardes se iban,
inventando tu sonrisa.
Todas las noches traían
una duda en cada brisa.

¡Ocurrió todo tan deprisa!

Ví como te alejabas
rompiéndose tanta vida:
vivimos tan separados
que las luces nos herían.

No me dio tiempo a olvidarte,
pero el tiempo me decía
que todo el amor que sentí
te lo llevaste aquel día.

El viento frío de diciembre,
entre una noche y un día,
me susurró la verdad:
algún día te olvidaría.


¡Estoy tan solo en esta barca!

Anoche,
un rayo de sal,
me ocultó el Norte
y hoy el sol
no quiere acompañarme.
La luna me abandonó y ...
¡estoy tan solo en esta barca!

¿Por dónde juegan los peces?
¿Por qué el mar se olvidó de mí?
No tuve la culpa yo ... no,
si las redes de los tiempos
acecharon los sueños
de cada día.

Anoche,
una estrella muerta
se entretuvo en mis sienes
y hoy las nubes
apagaron el horizonte.
La ternura del agua escapó
por los filos de mi alma, y...
¡estoy tan solo en esta barca!

¿Dónde se quedaron las olas?
¿Por qué el viento huyó de mí?
No tuve la culpa yo ... no
si las playas se perdieron
por detrás de las sonrisas,
por detrás de las espumas.

Anoche,
el amor fue mi pecado,
y hoy el mar
me condena,
mudo,
a una penitencia tirste.

Si me oyes, diles que ...
¡estoy tan solo en esta barca!



En tí confío

Efímera seguridad,
en tí confío.
Sólo estoy seguro
de que estás aquí
para que ninguna nube
cubra las esperanzas
de tener esperanzas.

¡No sé más!

Efímera felicidad,
en tí confío.
Sólo sé que estuviste allí
aunque no te ví.
Ahora te presiento,
porque ninguna nube
cubre las esperanzas
de tener esperanzas.

¡No sé más!

Efímera existencia,
en tí confío.
Sólo sé que estarás aquí,
dentro de mi copa,
hasta que alguna nube
cubra las esperanzas
de tener esperanzas.

¡Es todo lo que sé!


Porque tú eres ellos.

No hablo de tí en mis sueños:
ellos van naciendo
de los últimos fantasmas
que pueblan mi pensamiento.

No escribo de tí en mis versos:
sus voces me cuentan
las pasiones olvidadas
que matan mis sentimientos.

No pienso en tí en mis silencios:
el dolor y la angustia
llenan el fondo de mi alma
aumentando el sufrimiento.

No estás en mis sueños,
no estás en mis versos,
no estás en mi silencios ...

... porque tú eres ellos.

Silencio

Silencio que me consumes
recordando su mirada,
que se esconde en mis rincones
y devora mis entrañas,
dime, silencio, dime
¿cómo mira ella en tí,
silencio?

Silencio que me asesinas
recordando su sonrisa,
que lallevo tan clavada
en el centro de mi vida,
dime, silencio, dime
¿cómo ríe ella en tí,
silencio?

Silencio que me doblegas
recordando sus caricias
que de mi piel se evaporan
con más dolor cada día,
dime, silencio, dime
¿cómo siente ella en tí,
silencio?

Silencio que me atormentas
recordando sus "te quiero"
que me consumen el alma
como una lengua de fuego,
dime, silencio, dime
¿cómo ama ella en tí,
silencio?

Despecho nº 2

Todo el amor que me falta
te lo llevaste prendido
en jirones de mi alma.

Quiero que me devuelvas
todas las ilusiones
de aquella vida tan nueva.
Con ellas haré canciones
y escribiré mis poemas
para nuevos corazones.

Todo el amor que me sobra
lo sembraste en un instante
en el fondo de mi sombra.

Quiero que ahora me siegues
las ortigas que crecieron
en los pasos que me mueven.
Con ellas te haré un regalo,
cada vez que te recuerde,
en mis días más amargos.

Despecho nº 1

Quiero poder verte
romper mi foto.
Quiero poder verte
borrar mi imagen
de tus ojos.

Quiero poder oírte
escupir mi nombre.
Quiero poder oírte
borrar mi voz
cuando aún me oyes.

Quiero poder sentirte
odiar mi recuerdo.
Quiero poder sentirte
borrar mis canciones
de tu cuerpo.

Quiero, con rabia, ...
aún ...
¡Dios mío, cuanto te quiero!

¡Adelante!

No uses la noche para abandonarte,
no mires al suelo.
No bebas el vino que ayer no tomaste,
no te tengas miedo.

Apaga las luces que ayer encendiste,
búscalas en el cielo.
Agótalo todo antes de rendirte,
no te tengas miedo.

Olvida los libros que nunca leíste,
tíralos al fuego.
Sal a la vida que nunca viviste,
no te tengas miedo.

Sueña con cosas que nunca soñaste,
¡quizás tengas sueños!
Olvida la sombra que andando dejaste,
no te tengas miedo.

Ama a esa niña, como jamás amaste,
y dile: "Te quiero".
Préndele la rosa que le cultivaste,
no te tengas miedo.

Camina seguro como me mostraste.
Ahora no digas: "Lo siento".
¡Adelante! ¡Camina!
¡Nunca has de pararte!
¡Corre con el viento!

domingo, 15 de mayo de 2011

Asómate al brocal

Asómate al brocal
del blanco pozo
y mírate en la luz
que besa el agua.

       Yo duermo
          en el agua negra,
              en el agua triste,
                  en el agua quieta.

Lanza al fondo oscuro
tu cubo
y cae rendida
sobre tu reflejo.

       Yo ya caí
           al pozo negro,
              al pozo triste,
                 al pozo quieto.

Húndete en mí
serena de tarde
y empápate paciente
de este agua que arde.

       Tú y yo nadaremos
           por el agua negra,
               por el agua triste,
                   por el agua quieta.

Bébete tu esperanzas
en la copa del silencio
y retorna a la tierra
que sembraste.

       Tú y yo la regaremos,
           con este agua limpia,
                con este agua clara,
                    con este agua fresca.

Enciende la luz en tus manos
con este agua ¡tan sola!
y regálame el tesoro
que guarda este aire ¡tan quieto!


       Tú y yo nos asomaremos
           al pozo blanco,
             al pozo sereno,
               al pozo nuestro.

¡Qué miedo rozar este amor!

Nunca será tan verdad.
No quiero romper esta fantasía.
No quiero crear más palabras,
que maten la ternura.

¡Qué miedo rozar este amor!
Un amor quemado
a la luz del sándalo
de sus ojos.
Un amor iluminado
al sabor del limón
verde de su mirada.

¡Qué miedo rozar este amor!
Un amor, enredado en su sonrisa.
No quiero perder tanta luz.
No quiero cantar tanta felicidad
nacida de la locura.
Nunca será tan verdad
la magia de su cintura.

¡Qué miedo rozar este amor!
¿Serán sólo vanas esperanzas
de un loco absuelto
por la vida?
No quiero crear más palabras.
No quiero romper más caricias
con esta pluma.
Caricias que nacen de la dulzura.
Quiero tornar a la luz.

¡Qué miedo rozar este amor!
Un amor de cobres ojos,
de azules versos.
Nunca será tan verdad
el sendero de su cuerpo.

Amor azul

Azul es mi único verso
cuando en tí pienso.
Quizás tristeza,
tristeza azul.

Azul, mi sentimiento
cuando te recuerdo.
Quizás solloce
con lágrimas azules.

Azul es mi pensamiento
cuando te veo.
Quizás naufrago
en tu mar azul.

Azul mi sufrimiento
cuando te quiero.
Quizás sienta amor,
¡un amor tan azul!

Esta tierra ...

Esta tierra,
a veces verde, a veces dorada,
se nos muere entre las manos
cada mañana.
Hollamos el fango
que nos sustenta
con pasos de veneno;
con sombras,
con deseos.

Estas piedras,
a veces rotas, a veces quietas,
nos asoman al reflejo
de una quimera.
Cada ida es una vuelta.
Sembramos, una a una
las heridas venideras
y cosechamos alegrías
pasajeras.

Este aire,
a veces limpio, a veces rudo,
se enamora en las ventanas,
en los muros.
¡Pero dejamos escapar
tanto amor de los cálidos nidos!
¡Qué mudos los construimos!

Estas nubes,
a veces blancas, a veces rojas,
se derrumban en las cumbres
¿conquistadas?
En cada sonrisa,
flotamos prendidos
de una ilusión;
después lloramos,
y al final, sólo el perdón.

Este mar,
a veces ligero, a veces sabio,
juguetea en las orillas
de nuestros labios.
Buscamos la vida
que nos inunda
fuera de nosotros,
y el mar ahoga el miedo a vivirla.

Este agua,
a veces justa, a veces amarga,
nos enjuaga las tristezas
olvidadas.
Soñamos en cada cama,
con el correr
de los ríos,
de las aguas;
con recordar
las miradas.

Esta luz,
a veces madre, a veces clara,
se nos cuela en el desván
de nuestra alma.
Prendemos un carbón
que nos calienta
las ilusiones muertas
con lágrimas
como yesca.

Este fuego,
a veces dueño, a veces ciego,
nos consume al rescoldo
de nuestro cuerpo.
Y todos, enamorados
de su pureza,
bailamos al son de su latido
los acordes del destino.

Cuarteta

Disparé todos mis versos
a la diana de tu incomprensión.
Todas dieron en el blanco
y ninguna en tu corazón.

Hoy, como todos los día ...

Hoy,
como todos los días,
regué el primer beso,
con agua de un lago
límpido.
La primera poesía.
La primera oración.

Hoy,
como todos los días,
sembré una sonrisa
en cada huella de mis pasos.
La segunda poesía.
La segunda oración.

Hoy,
como todos los días,
corté la flor eterna
para perfumar cada verso
de un "te quiero".
La tercera poesía.
La tercera oración.

Hoy,
como todos los días,
bebí el tiempo,
de las manos del silencio,
junto a tí.
La única poesía.
La única oración.

Tarde de otoño

Tarde de otoño,
gris acerada,
gastada de consumir tanta tarde.

Siembras oros en las
sienes de mis árboles
no talados,
y anuncias la prematura vejez
de mis mañanas.

Tus aguas resbalan
sin pudor y sin cuidado
sobre el envés
dolorido de mis manos.

Tus aguas recorren
pacientes, peregrinas,
las heridas ya viejas
de mis ilusiones.

Y yo,
tu amante, tarde,
adoro en silencio,
el grito mudo
de esas aguas,
sin dejar de amarte.

Tus nubes ocultan la luz
de mis ojos en tí,
tarde;
extrañas, doloridas.

Tus nubes claman mis despedidas
y el vacío de mis canciones.

Y yo,
tu amante, tarde,
adoro en silencio
la mueca funesta
de tus nubes,
sin dejar de amarte.

Se me olvidaron tus versos

¡Se me olvidaron tus versos!
Se me quedaron prendidos
en la caverna del tiempo.

En lo oscuro, en lo profundo,
me esperaban ateridos
como estrellas en invierno.

Colgando del duro cielo,
verticales, sorprendidos,
mudos, fríos ... casi ciegos.

Algunos envejecieron,
sus palabras se rompieron.
¿Y las letras? ... ¡por los suelos!

¡Se me olvidaron tus versos!
Se volvieron cristalinos,
gastados de no quererlos.

Vivo y amo

Vivo y amo,
seres del viento:
mostradme ese jardín
montado en el tiempo.

Vivo y amo,
espíritus del agua,
llevadme en la espuma
de sus miradas.

Vivo y amo,
voces rasgadas,
cantadme con un ritmo
de sal amarga.

Vivo y amo,
sol de invierno,
caliente esta razón
de frío incierto.