miércoles, 15 de septiembre de 2021

Paisaje interior

 La perenne orilla.

El cielo rosa,

los pies húmedos,

el viento fresco....

y en el horizonte dos soles.

Fuego naranja muriendo,

tibio; allí quemo

los deseos incumplidos,

el tiempo malgastado (sin ti),

la pesadez de esta existencia,

la soledad, la tierra,

las sombras, los pasos...

Un rescoldo íntimo que me abrasa

y me renueva. Ave fénix.

Otro blanco, naciendo,

triunfante,

me empuja incesante

a tu mirada, a tu sonrisa, 

que iluminan los caminos

sin hollar, que calienta

el reposo frío

de cada noche.

Dos soles.

Y la espuma besándome

el futuro,

y las dunas enterrando

mis secretos.

sábado, 28 de noviembre de 2020

Las luces de mi calle

Cada noche las luces de mi calle,
lucen tristes.

No porque nadie
vea su belleza y sabiduría,
sino porque sufren. 
No quieren ser testigos
de nuestras miradas vacías,
de tantas bocanadas de ira y de humo,
de reproches. 
De nuestros tedios y miedos. 
Les duele.

Las luces de mi calle no juzgan.
Solo aman, pacientes y esperan
nuestras sombras.
Aman como la luna
lame el mar cada noche,
como el sol besa cada orilla 
en el ocaso.

No vemos cómo aman 
nuestros sueños y los guardan.
No vemos.

¡Qué solas están!
¡Qué abandonadas!

Ellas que solo aman.
Pacientes. Ellas sí ven.
Ellas que quieren, líquidas y perennes,
solo bañarnos de esperanzas
y reflejarse en cada lágrima, 
ellas sí ven.

Ven la madre amamantando.
Ven la rosa deshojada.
Ven los puños azulados y
los gritos hechos rayos.
Ven los amores prohibidos.
Ven. Nos ven.

Ellas que derraman su calor frío
sobre cada caído,
sobre cada olvidado,
quieren ser, pero no pueden,
maná para su cansancio.

¡Pobres luces de mi calle!
¡Cuánto saben de nosotros!
¡Y qué solas duermen!

domingo, 22 de noviembre de 2020

Dormir

 Dormir es una traición.

Abandonas por un breve tiempo

el mundo, tu mundo,

para domar fantasmas.

Es el mayor acto egoísta.

Mientras duermes eres infiel.

Infiel al ruido,

a la angustia, 

al miedo,

al espacio y

al tiempo.

Dormir es abandonar,

es un morir discontinuo y,

a la vez, incierto.

Es un vivir ausente.

La niebla en los ojos

y el frío en las manos.

Es un anhelo inconcluso de muerte.

Irracional.

Dormir es dejar de aferrarse

a los ojos,

sin miedo a sentirnos solos.

miércoles, 23 de agosto de 2017

Soneto I

La curva juvenil de tu sonrisa,
aún de tierra, aún de agua y terciopelo,
atravesó mi carne con su fuego
hundiéndose en el centro de mi vida.

Cada abrazo traspasa mi camisa.
Tus luceros se clavan en mi pecho,
que queman e inflaman los deseos,
las palabras, tus miradas, mis caricias.

Forjarás mi destino en tus caderas
a martillo en este yunque iluminado,
en silencio, sin premura y sin miedos.

Cuidaré, vida y muerte, a mi manera.
El espacio y el tiempo regalados.
De la mano: tú luz, yo aire. Eternos.

sábado, 12 de agosto de 2017

Oda a la humildad


¡Ay! Qué más quisiera yo ser sabio,
atrapar todo el tiempo
dentro de esta copa que es mi alma,
navegar orgulloso por eones,
sin rumbo, sin miedos,
conocer las respuestas
y la calma.

Qué más quisiera yo ser poeta,
deshacer la materia y el anhelo,
y crear nuevas voces, nuevos seres,
dibujar redondos mundos,
inventar nuevos deseos,
sentimientos y sentidos,
nuevos saberes.

¡Ay!, pero soy hombre.
Ínfimo me conozco
y reconozco hombre.
Hombre en la mirada del simple,
hombre en la sabiduría del necio,
hombre en la sonrisa del mediocre.
Al fin y al cabo, hombre

¡Ay, humildad de mis años!,
que escudriñas en mi cieno
más preciso, más secreto;
que me muestras quién soy
en el espejo de los ojos,
en la carne que es el tiempo;
que me juzgas con esa mirada distinta,
sin deseo;
que conmueves mis cimientos,
con esa sonrisa vacía,
y sin eco.

¡Ay, humildad que amenazas
mis castillos en el aire!
¡Cuánto dueles!
No eres, ni necedad ni desprecio,
sino el valor de lo propio,
que aunque pequeño, valioso.

A ser humilde de tierra y de agua,
a conocerme y conocerte, me debo,
a no saltar los límites del sendero,
a no ser vanidoso.

A ser de ellos.
No de mí.
De los otros.
De los últimos.

Y recoger los trozos de sus sombras,
las formas, lo auténtico, lo mínimo,
y aprender de los que buscan,
incansables en los libros y las ciencias,
el sentido último,
el deseo primero,
definitivamente,
la esencia.

Hastío



Sucede que me canso de ser hombre.

De ser ángel de carne, desechado.
De ser vértigo luminoso
sobre el blanco verbo inmaculado
de la nada fecunda;
bajo el techo gris, ominoso,
de la nube líquida, deslumbrado,
que me inunda.

Mediocre, me canso de ser hombre.

De ser demonio de vientos, deseado.
De ser lava a borbotones
del vulcano vientre arrojado,
a esta famélica vida.
De ir recogiendo jirones.
De ir cosiendo retales, inacabado,
ruina de esta casa derruida.

Sobre la tierra dura, hombre.

De metálica fuente nacen lagos
de miedos y fuegos que perduran,
como géiseres que deshacen, magos,
las angustias, los dolores y las dudas,
como brotes que renacen, claros,
de las ganas, los hados y las brumas.

Duele, aunque no lo parezca, ser hombre.

Aún así, hombre sin excusas,
no recibir el espíritu, duele,
de la redentora brisa de la musa
que de ser hombre me releve,
que a ser niebla me impulsa,
que por ser alma me libere.

Humano, imagen, sombra de hombre.

Cansado y harto de mí mismo
solo me queda avanzar,
remedar de otros el camino,
esperar la lluvia bautismal
que me absuelva del pasado y del delito,
del recuerdo, de la necedad,
de la misión y el destino.

Sucede que me canso de ser hombre.

De ser poema, visión y anhelo,
de ser hierba, de ser cielo,
de ser dolor y silencio,
de ser error, de ser deseo
y asilo.

Sucede que me canso de ser...

jueves, 9 de febrero de 2017

Instante cero.

Primer instante ... Génesis, origen.
¡Antes de tí, nada!
La ausencia de toda esencia,
de toda cantidad y forma.
Aún ni caos, ni luz, ni almas.

Punto primigenio... Instante cero.
¡Despúes de tí, todo!
El acto y la potencia.
El dolor y la ternura.
El ser y la palabra.

Y yo presente,
ávido de ti, con hambre vieja,
quedo en luna transformado,
en estrella fría y dura demudado.  

Contemplando este vacío,
lleno de océanos y de dunas, 
de lágrimas, sangres y sombras, 
de montañas, de ríos y de dunas.