A veces me vuelves aire, me enredas con tus manos,
me respiras, te acaricio rozando el verde de tus hojas
y los nidos de tus dedos.
Y yo me dejo amar, ... y yo me dejo.
A veces me vuelves agua y descubro tus raíces,
los rincones de tu cuerpo, y tú me bebes y me lloras.
Soy el rocío en tus mejillas y la savia de tus besos.
Y yo me dejo amar, ... y yo me dejo.
A veces me vuelves luz y me encierras en tus pupilas,
de nubes, de cielo, y en una mirada tuya veo el Universo entero,
en cada espacio y en cada tiempo.
Y yo me dejo amar, ... y yo me dejo.
A veces me vuelves ara y te inmolas en mis brazos,
al dios de un fuego eterno, de amores y de labios,
de temblores y de besos.
Y yo me dejo amar, ... y yo me dejo.
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