jueves, 30 de julio de 2015

Cometa

Te vi corriendo, niño pequeño,
intentando volar tu cometa,
pero no podías,
el aire no te ayudaba,
a ráfagas traicionero.

              (Tú aún no sabes, niño,
              que los aires son celosos
              de los niños voladores,
              y se burlan vanidosos
              de los hombres soñadores)

Te vi gritando, niño pequeño,
con los pies desnudos,
el alma impaciente,
la arena quemando
y la rabia en los dientes.

              (Tú aún no sabes, niño,
              que la tierra te atrapa,
              que te hunde en cada huella,
              que se te enreda y te ata
              con una cuerda de penas)

Te vi llorando, hombre pequeño,
liando tu cuerda,
con el ceño fruncido, 
en un nuevo intento.
El tiempo parado.
Solo ante el deseo.
Un deseo dormido.
      
             (Tú aún no sabes, niño,
             que cuando somos,
             somos solos,
             de una soledad de hielo.
             De nubes somos,
             ni de carne ni de tiempo)

Te vi, intentando, hombre pequeño,
levantar tu anhelo al vuelo,
con la inocencia en la boca
y la esperanza de hierro.

             (Tú aún no sabes, niño,
             que me vi allí contigo,
             como tú, hombre pequeño,
             solitario y desnudo,
             como tú, en mi empeño.
             Y corriendo y corriendo,
             y cayendo y cayendo,
             tirando de una cometa
             que se niega subir al cielo)

¡Ay! ¿Por qué el viento de la vida
no me la quiere volar?
¡Ay de este viento celoso!
¡Ay, de ti, niño pequeño!
¡Ay de mí!
¡Ay de mi cometa de sueños!

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