En una miríada de gotas,
cristalinas, límpidas,
líquidas, transparentes,
así nos estalla la vida
a cada instante,
a cada oleada de deseos.
Así nos salpica la vida
en cada caricia frustrada,
en cada palabra callada,
en cada beso guardado
y en cada mirada evitada.
Así nos rompe la vida,
trágica y madre
de otras vidas de sangre,
de luz y de sombras pertrechadas,
en mil reflejos se separa
y en mil colores se confunde.
Esta roca que es la carne
así se desgasta, se erosiona,
enmudece y decolora,
y esta forma que es el alma
se humedece en lágrimas,
en sonrisas desgastadas y ...
enmudece.
Así nos prefiere la vida,
rompiéndonos a cada envite,
dejándonos a cada ola
sus algas en los ojos
y su espuma en la boca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario