Nos
debemos una nube...
Una
nube eterna de miradas,
de
brillos azabaches y profundos,
de
besos lentos y rotundos,
de
estrellas, en tu pelo, insinuadas.
Una
nube de tiempos desbocados,
una
nube de sonrisas salpicada,
de
caricias y lunas asustadas,
de
suspiros y gemidos alocados.
Nos
debemos una noche...
Una
noche de ternuras y sudores,
de
viajes, de caricias y de encuentros,
de
soledades, de abrazos y de infiernos,
de
misterios, de miedos, de temores.
Una
noche que nos regale su sombra,
que
inflame tu piel entre temblores,
que
rocíe de humedad las suaves formas
de
tu cuerpo, de tu voz y tus rincones.
Nos
debemos otra vida inacabada
repleta
de otras nubes y otras noches deseadas.
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