sábado, 4 de octubre de 2025

Hoy dormí...

 

Hoy dormí

largo y profundo.

 

Soñé una historia

de caverna,

de levedad y de agua,

donde las paredes

se disuelven

y el suelo desmigaja los pasos.

 

Una historia 

de aire viciado,

de humedad,

de calor

y de silencio.

 

Solo las manos y los ojos,

vivos, huérfanos de mí. 

 

Y allá lejos la luz.

La luz de todas las noches.

La luz de todos lo finales.

Una luz al infinito,

hacia donde ir y

nunca llegar.

 

Ya no temo perder la huella

que dejo y me acompaña,

ya no.

Antes me aferraba

al polvo de mi sombra .

Ahora solo duermo.

El camino es solo

presente y bruma.

Ahora solo sueño.

Y lo saludo.

Y lo despido sonriendo.

 

Hueco en la existencia,

este sueño. 

Solícita caverna cotidiana;

grieta en la cordura;

lucidez derruida.

Dolor lejano y recluso

que ilumina cada noche,

que arde en las sienes

y reseca mi boca.

Dolor que me observa

y me juzga  

como una lechuza en la noche.

 

Un sueño repetido.

Ahora repetido.

Siempre repetido.

 

Y tú respiras profundamente

a mi lado. 

 

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