sábado, 4 de octubre de 2025

Tobby

 

01:40 h. He decidido ponerme una alarma. Ya estoy mayor para esto. No me fío de que algún día mi frágil memoria me juegue una mala pasada. Me miro al espejo. - Me tendré que afeitar algún día o al menos recortarme un poco la barba -. Me gusta bajar a Tobby a estas horas. A él también. No hay nadie. Solo la humedad y el frío de cualquier noche de otoño.

01:44 h. Ahí va husmeando, buscando con ansias nuevas presencias y esencias. Mientras yo me entretengo con la luz en los charcos y las esquinas, y el sedoso brillo de las bolsas de basura, camino del parque. Allí hará sus cosas que yo recogeré penitente como trofeos de vida. - No debo olvidar tirarlas antes de volver a casa.- 

01:48 h. Me enciendo un prohibido cigarro y aspiro fuerte. Aquí y ahora él es libre de buscar y rebuscar entre los setos y los árboles, y paralizarse ante nuevos fantasmas. - Yo también los veo. - 

01:51 h. Todos me dicen que es un buen perro, que debo cuidarlo. Es cierto. Es alegre, es inteligente y es fiel. No me deja solo ni a sol ni a sombra. Fueron los chicos del barrio los que le pusieron ese (estúpido) nombre cuando apareció abandonado en el parque, siendo un cachorro, y yo lo recogí.  A veces, jugamos a darnos conversación, y hablamos de aquellos días. Y el vidrio de sus ojos me dice que tiene buena memoria. ¿Qué más se le debe pedir a un perro? ¿Qué más te puede dar un perro?

01:56 h. Me gusta este silencio. Esta noche hace frío y no hay nadie. A veces, casualmente, sorprendemos a alguna pareja haciendo el amor en el coche o comiéndose a besos en un banco. O a algún solitario relamiéndose las heridas, sollozando y hablando solo acompañado de una botella. Pero hoy, ¡cuánto silencio! ¡Cuánta soledad! ¡Qué poco amor hay esta noche en el parque! 

02:01 h. Él sigue olisqueando a mi alrededor: una brizna de yerba, la ramita de un árbol, las agujas del pino, la piedra húmeda del terroso camino, un rastro de niebla. Todo en silencio y bajo la luz de las cuatro farolas del camino, testigos de tanta soledad

02:05 h. No tengo prisa y él tampoco, pero es hora de volver. Y, como cada noche, me pregunto ¿qué hago yo aquí? ¿Qué hago aquí como cada noche? Y vuelvo sobre mis pasos y él me sigue, ajeno a mi dolor. - Mañana volveremos a bajar.-

02:08 h. Y volvemos solos a casa.  Y el nudo perenne que me atormenta me lo recuerda. Ya Tobby no está. Hace dos años se fue en aquel accidente, aquel absurdo accidente...

 

 

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