¿De qué puedo hablar?
¿Acaso el paso del tiempo es referible?
Se que en él fluyen el anhelo y la desesperanza.
¿Acaso de cada inspiración y espiración
que es mi respiración?
¿O quizás del tacto de mis pies con el suelo?
Ingrávido andar sobre el efímero camino inventado en cada momento.
Cierro los ojos y veo mi silencio interior.
(¿Acaso el silencio puede verse?)
Un grito de nubes que pasan
cargadas de dolor y de culpa,
en caída libre, inmóviles.
Como caen los planetas
alrededor de su estrella.
Atrapados. Ligados.
Incesantes giran sin rumbo.
Vuelta tras vuelta,
sin propósito,
buscando nada.
¿Qué puedo decir?
El silencio es más elocuente
que el sonido del mar en la madrugada.
Que me llama.
Que me habla.
Pero... ¿qué puedo decir?
podría inventar una palabra muda.
No. Ni siquiera ella explicaría
la oscuridad de esta noche.
Una palabra que sobrevuele
los espacios y los tiempos,
las emociones y las acciones,
los deseos y los miedos.
Pero... ¿cuál es la palabra?
Huérfana e hija de todo.
¿"Amor"?
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