domingo, 15 de mayo de 2011

Mi casa vacía

Mientras la música revolotea,

(esa mariposa inquieta)

buscando un lugar donde posarse,

las sombras bailan entrelazadas

un vals o un bolero... ¡no sé!

Y los murmullos duermen

en los rincones vacíos,

y el tiempo, ese caracol paciente,

tan constante, se desliza por mis muros.


Mientras la luz late imperceptible,

eterna y cotidiana,

sobre los viejos objetos

de mi interior, 

vacíos, oscuros,

mi salón se llena de pasos mudos,

de sueños acabados, efímeros,

que se esfuman al punto

y el espacio, tan vacío,

se vuelve nada, quieto, ausente.


Así los días,

uno tras otro,

sin dejar huella, tiernamente,

van disolviéndose en el aire,

indolentes, como un perfume abierto.


¿Es esto paz u oscuridad?


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